Evacuación parcial de la ciudad de Goma ante la amenaza de una nueva erupción del volcán Nyiragongo
Los profesores D. Juan Prieto y D. José Luis García Pallero nos hablan sobre el proceso eruptivo actual del volcán. “La monitorización de este tipo de zonas usando técnicas gravimétricas, tecnologías de interferometría DInSAR y control GNSS es fundamental para el control de la situación”
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Más pequeña nos puede parecer si tenemos en cuenta la reciente historia de la ciudad desde mediados de los años 90 del siglo pasado. Goma se encuentra en una zona muy deprimida al este de un país muy olvidado por occidente, la República Democrática del Congo (DRC), y que comparte frontera con Ruanda (Fig-2). Esta cercanía al país vecino hizo a esta ciudad tristemente protagonista internacional en aquellos años ante la avalancha de refugiados ruandeses que huían del genocidio étnico que se estaba produciendo en su país. Entonces se estimó en torno a un millón de refugiados los que se asentaron en Goma y los alrededores del Lago Kivu, en cuya orilla norte se asienta la ciudad. Esta avalancha de refugiados trajo consigo una crisis humanitaria y sanitaria profunda, de la que todavía no se ha podido recuperar la zona. Después de esto, varios conflictos armados se han ido sucediendo en esta región agravando la crisis humanitaria. En la actualidad se estima que en Goma y sus alrededores habitan unos dos millones de personas, muchos de ellos sin ningún tipo de vivienda. Por ello calificamos a esta zona de nuestro planeta como muy vulnerable. |
Figura 2.- La ciudad de Goma, el Lago Kivu y los volcanes Nyiragongo y Nyamulagira, con la localización de algunas de las estaciones de monitorización y vigilancia. La zona se encuentra en la rama oeste del gran Rift Africano, entre la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda (Smets et al., 2014 https://doi.org/10.1007/s00445-013-0787-1) |
Podríamos revisar la geomorfología de esta zona de África. El volcán Nyiragongo tiene un vecino próximo a unos 12 km que es el Nyamulagira (Fig-2). Las erupciones de uno y otro se vienen sucediendo durante los últimos siglos, haciendo de ellos los volcanes mas activos de África y unos de los de mayor actividad del nuestro planeta. Estos volcanes y el Lago Kivu forman parte de un elemento geomorfológico singular que es el gran Rift Africano, una gran sucesión de fracturas geológicas que forman un gran valle que comienza en triángulo de Afar, entre Eritrea y Etiopía, otra zona también olvidada de la que en otro momento habría que hablar (Fig-3a). Este rift o gran valle se prolonga hacia el sur por el continente africano abandonando el mismo por la costa de Mozambique. A partir de aquí se hace aún más difuso, pero se piensa que se prolonga bajo el Océano Índico hasta la placa tectónica Antártica.
La génesis de este rift es muy discutida, pero la tendencia mas aceptada parece ser debida a la delgadez de la litosfera en esta zona. La presión del manto superior es la que provocaría las citadas fracturas, uniéndose a ello la aparición de plumas mantélicas de magma que infiltran a este último por las fisuras, provocando también una sucesión de volcanes en el propio rift. Esta actividad volcano-tectónica está provocando que la parte este de África se esté desgajando de la placa tectónica africana de Nubia, originando lo que ya se denomina placa secundaria Somalí y posiblemente otras dos subplacas más. Esta placa secundaria se está separando de la placa africana de Nubia a razón de entre 3 mm y 10 mm al año en algunas zonas, dato que se ha podido determinar mediante técnicas GNSS (Fig-4). Es a lo largo de todo este valle donde se suceden los grandes lagos y los grandes volcanes africanos más activos. La masiva y dispersa distribución de los conos de ventilación (Fig-3c) hace pensar que también debajo de los lagos se están produciendo escapes de gases, con la probabilidad de que también aparezca una erupción límnica. Esto hace que este valle sea una zona muy peligrosa en términos de probabilidad de ocurrencia de un desastre natural.
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Figura 3.- (a) Localización de la parte norte del gran Rift Africano, con el triángulo de Afar en el Golfo de Adén al norte y las dos ramas, este y oeste, que presenta el rift en la parte central. Las lineas negras son las fracturas en esta zona. (b) Posición de los edificios volcánicos cercanos a la ciudad de Goma. (c) Zona cubierta por las lavas históricas de los volcanes Nyiragongo y Nyamulagira. Los triángulos blancos y amarillos representan ventanas de aireación volcánica con emisión de gases. Al sur quedan la ciudad de Goma y el Lago Kivu. |
Figura 4.- Movimientos anuales medios de la placa secundaria Somalí relativos a la placa africana de Nubia obtenidos mediante técnicas de observación GNSS. Se aprecia cómo se pueden distinguir varias subplacas en razón a la diferente magnitud de los desplazamientos según su localización. |
La monitorización y vigilancia la viene realizando desde hace mas de 20 años el Observatoire Volcanologique de Goma (OVG), con fuerte apoyo internacional y en particular del Centre Européen de Géodynamique et de Séismologie (ECGS) de Luxemburgo, con los que nosotros hemos tenido la oportunidad de colaborar. Para la monitorización y vigilancia de esta zona de riesgo no solo se han utilizado las tres técnicas anteriores, sino que también se han utilizado técnicas terrestres de análisis geoquímico para cartografiar los gases provenientes del magma que afloran en la superficie, fundamentalmente CO2, SO2 y O3; espectroscopía diferencial de absorción; monitorización térmica remota de la superficie con UAVs; técnicas fotogramétricas para obtener modelos DSM; técnicas sísmicas que monitorizan el tremor volcánico y que permiten conocer por dónde se está moviendo el magma bajo el suelo; mediciones con estaciones totales, láser terrestre, extensómetros e inclinómetros en sondeos que permiten conocer como se está deformando la superficie e incluso conocer los esfuerzos que se están solicitando bajo la ella; monitorización acústica, etc. Todas estos trabajos requieren mucho personal de campo y una gran variedad de investigadores que dominen estas técnicas para obtener resultados precisos y fiables. En una fase posterior queda la fusión de todos los resultados obtenidos con las diferentes técnicas de observación utilizadas, creando modelos que recrean el comportamiento no solo de la superficie terrestre sino también de la estructura interna de la corteza incluso más allá de la litosfera, que permitan adelantarse al riesgo y tomar las medidas oportunas. Nos alegra, desde nuestra Escuela, haber contribuido con nuestro pequeño granito de arena en esta zona tan olvidada y devastada del planeta.
Juan F. Prieto y José Luis García Pallero
Profesores del Departamento de Ingeniería Topográfica y Cartografía